domingo, 4 de noviembre de 2012

Del Absolutismo al Estado Moderno: un proceso de 500 años.

De la conciencia social “dioses de poder” a la conciencia social “egocéntrica”.

Es frecuente que al indagar sobre los orígenes del Estado moderno, y consecuente instalación de la conciencia social egocéntrica en la super-estructura política-económica, atribuyamos gran peso a los adalides del contrato social: Thomas Hobbes (1588—1679), John Locke (1632-1704) y Jean-Jacques Rousseau (1712-1778).
En esta oportunidad me permito iluminar: el pasaje de la conciencia social de “dioses de poder” a, la conciencia social “egocéntrica”, se retrotrae históricamente al siglo XIV. Sus precursores: Marsilio de Padua y Guillermo de Ockham.
El filósofo italiano, pensador político, médico y teólogo, Marsilio de Padua (1275/80-1342/43) sostenía que el Estado no encuentra su sustento en fines ético-religiosos, sino de la naturaleza humana que busca una vida Suficiente. Afirmaba que es la voluntad de los ciudadanos la que atribuye al Gobierno (Pars Principans) el poder de mandar sobre todas las partes; un poder que siempre será delegado y tendrá como finalidad el ejercicio de la voluntad común. Por cierto, el concebía al Estado como un producto humano, independiente de premisas teológicas como las del pecado o similares.
El fraile franciscano, lógico y filósofo escolástico inglés Guillermo de Ockham (c. 1280/1288 – 1349) analizó y criticó la tesis de Juan XXII que condenaba la doctrina de los franciscanos, según la cual la Orden sólo tiene el uso de los bienes y no su propiedad. Él distingue claramente entre el derecho de usar algo y la propiedad sobre ello. Avanza defendiendo y argumentando en defensa de su derecho a la propiedad privada, por lo cual pedía ejercer su derecho de entregar sus bienes a los pobres. Estimo que Ockham no avizoró las implicancias que estas ideas sobre el derecho subjetivo (o natural) a la propiedad privada tendrían 300 años más tarde en Locke, quien sostendría que el derecho a la propiedad es inherente a la naturaleza humana, pero enfatizando, no la renuncia a ella, sino su posesión en forma inalienable.
Así tanto Guillermo de Ockham como Marsilio de Padua, estimo que con total desconocimiento de las implicancias que sus ideas tendrían, dan origen a al proceso de despliegue de la conciencia social egocéntrica en las super-estructuras. Proceso que encuentra su conclusión casi 500 años más tarde en los acontecimientos de la Revolución Francesa, la independencia de EEUU y, de las colonias americanas.
Con justo reconocimiento podemos concluir que ellos instalan los fundamentos de la conciencia social egocéntrica, un proceso social que demando 500 años, y actualmente aún subyace en los Estados modernos:
  • la participación de la voluntad de los individuos (la voluntad común) dentro de la concepción del Estado;
  • la idea de que los individuos poseen derechos que surgen de su propia naturaleza, más allá del poder divino;
  • el derecho subjetivo (o natural) a la propiedad individual.
Me pregunto ¿Qué nuevos estadios de conciencia social pujan por modificar de manera radical la super-estructura política-económica? ¿Cuáles son las evidencias históricas de este proceso? ¿A qué formas de organización de las relaciones humanas nos conducirán?

Margarita Llada, autora del libro El Poder Creador de la Conciencia

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