Aristóteles (384 - 322 A.C), un filósofo perenne cuyo pensamiento
sobre el Derecho y la Justicia pueden iluminar los obnubilados discernimientos
de nuestro tiempo.
Imagen tomada de Internet con fines didácticos |
Además esa virtud debería tener como finalidad, objeto propio de la virtud, “dar a cada uno lo suyo -suum cuique tribuere-“, es decir, efectuar un reparto conveniente, que no atribuya a cada uno ni más ni menos de lo que exige una medida recta, una cierta “igualdad” (ison).
Así, el pensamiento aristotélico gira en torno a su “teoría
general de la virtud como un justo medio”. En la justicia ese “justo medio” se
encuentra en distribuir a cada uno una cantidad ni demasiado grande ni
demasiado pequeña, sino intermedia entre ambos excesos (medium rei).
Para practicar este “médium rei”, Aristóteles desarrolla dos
conceptos de justicia, la “distributiva” y la “conmutativa”.
La “justicia distributiva” tiene por finalidad la
distribución de los bienes, honores y cargas públicas entre las personas según
las responsabilidades, aptitudes y aportaciones que cada uno realice a la “polis”.
Según este concepto de “justicia distributiva” los honores, los salarios, los bienes,
etcétera que se distribuyan a cada persona deben guardar relación con lo que
cada uno de ellos aporta al bien común.
Por otra parte, en caso de que ocurran des-equilibrios en la
práctica de la “justicia distributiva” ello debería corregirse mediante el
principio subsidiario de “justicia conmutativa”, es decir, será necesario que
el legislador “calcule una restitución igual al daño sufrido”.
El eminente Filósofo del Derecho Michel Villey (1914-1988) sostiene
que en estas ideas de Aristóteles podemos encontrar los fundamentos que deberían
primar en el Derecho Público (la “justicia distributiva”) y en el Derecho
Privado (el principio de reparación o “justicia conmutativa”).
Resulta evidente que, retomar estás ideas sobre la “justicia
distributiva”, resulta “poco conveniente” a las inescrupulosas prácticas de “inequidad y
concentración de la riqueza” que subyacen en la dinámica de los actuales sistemas
políticos, sociales y económicos.
Margarita Llada
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