martes, 1 de septiembre de 2015

La distorsión de lo obvio e ingeniosas tretas ponen en peligro la evolución humana: ¡Despertemos!

El mundo en venta
Imagen de Internet con fines didácticos

Observo azorada como se alienta el consumo y, también como corremos ciegamente detrás de “pertenencias” que deseamos perentoriamente. Recorro atónita las tiendas, exposiciones y publicidad que nos proponen nuevas tecnologías. Tecnología que sabemos, en breve, también, resultarán obsoletas.

Te propongo que ante cada consumo nos preguntemos ¿Qué hacemos con lo viejo? ¿Cuántos recursos naturales se utilizaron para producirlo?
Nuestras preguntas pueden progresar en sutilezas, o simplemente en “sentido común”:
¿El precio que estoy pagando por esta tecnología incluirá el costo de recupero ambiental y el tratamiento de los desechos?
¿Por qué las empresas no consideran su responsabilidad en informarnos cómo proceder con lo obsoleto?
¿Quién es responsable de los recursos que se utilizan para obtener determinados beneficios? o, ¿Quién debe ocuparse de los desperdicios que generan los bienes o servicios que hemos producido?.Etcétera.

Mercado Egocéntrico

La idea de mercado de las teorías económicas actuales, propia de la conciencia social egocéntrica, ha obnubilado la razón humana. Este entendimiento crea realidades ficticias que tienen variadas aristas, algunas:
  • Sólo tiene “valor” –precio- el intercambio humano en tanto “las leyes de mercado” declaren que tal intercambio existe.
  • Los precios de los productos y bienes que consumimos –y ofrece el mercado- es determinado por “los costos empresarios” + “la ganancia de sus productores” (la plusvalía empresaria). No incluyen el costo ambiental y su recupero.
  • Se alienta el consumo mediante la “obsolescencia programada” con el objetivo de acelerar la rotación –vender más veces- algún producto. Esto se utiliza para incrementar las ganancias: (Plusvalía empresaria * cantidad de veces que vende el mismo producto –o similar-).
  • Para las teorías económicas vigentes, los efectos sociales y ambientales generados por la producción constituyen “externalidades” de los cuales la economía no es responsable: ¡Una verdadera barbaridad!

Tretas con buena prensa

En el camino, y ante el despertar la conciencia social sensible, la conciencia social egocéntrica ha creado ingeniosas tretas. Una de ellas, es la onda “Responsabilidad Social y Ambiental Empresaria” donde serán “bien vistas por el mercado” aquellas empresas que expongan complementariamente a su información contable “sus acciones de responsabilidad social y ambiental”.
¿Por qué digo una treta? Desde la perspectiva de la conciencia social integradora debemos entender que se trata sólo de RESPONSABILIDADES –y punto-. Responsabilidades tan iguales (en derechos y obligaciones) como la responsabilidad de fabricar productos, obtener ganancias empresarias o elegir un producto para consumo. Lo dicho –se trata de responsabilidades y punto- tiene enormes implicancias en relación a definición de “derechos y obligaciones” en los sistemas jurídicos y económicos.
Ciertamente, tenemos el gran desafío de producir una radical transformación del intercambio humano y asumir las responsabilidades individuales y colectivas que ello conllevará.

Margarita Llada, autora del libro El Poder Creador de la Conciencia

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