sábado, 18 de julio de 2015

LAUDATO SI´: El Papa Francisco nos exhorta a “cuidar la casa común”

El Santo Padre Francisco, en un documento de lectura imprescindible, la reciente Encíclica LAUDATO SI´, se ha pronunciado contundentemente sobre la imperiosa necesidad de “cuidar la casa común” -el Planeta Tierra-.  
En un llamado que dirige a “cada persona que habita este planeta”  nos señala que “Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto». Olvidamos que nosotros mismos somos tierra. Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.”
El comunicado papal, publicado el 24 de mayo último, recoge aportes de sus antecesores, especialmente de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, y nos recuerda que San Francisco de Asís “es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos”.
Nos impele  al  “desafío urgente de proteger nuestra casa común que incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”. Reconoce, alienta y da gracias “a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos”.  Hace “una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta”. “Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. El movimiento ecológico mundial ya ha recorrido un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concientización. Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás”.
El documento consta de 6 CAPÍTULOS, que tratan, de manera simple, directa y esclarecedora:  
1)      Lo que le está pasando a nuestra casa, donde aborda los problemas y causas de: a) La contaminación, basura y cultura del descarte; b) El clima como bien común; c) La cuestión del agua; d) Pérdida de biodiversidad; e) El deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social; f) La inequidad planetaria; g) La debilidad de la reacción política internacional; h) La diversidad de opiniones.
2)      Los fundamentos  del Evangelio de Jesús para el cuidado de la Casa Común.
3)      Las responsabilidades humanas de la crisis ecológica, donde nos desafía a reflexionar sobre: a) la creatividad humana, sus límites y posibilidades,  y cómo ella suele ponerse al servicio del poder económico y dominio de los más débiles; b)  el paradigma tecnocrático globalizante que “supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a «estrujarlo» hasta el límite y más allá del límite”; c) las consecuencias del antropocentrismo moderno, que coloca al ser humano en el centro de la creación, y “termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales, y todo lo demás se vuelve relativo”; d) la necesidad de preservar el trabajo humano; e) las posibilidades y límites de la innovación biológica.
4)      La necesidad de una Ecología Integral que incorpore las dimensiones humana y social, promueva una ecología cultural, la práctica ecológica en la vida cotidiana y el principio del “bien común” que incluya a las generaciones futuras.
5)      Algunas líneas de orientación y acción para delinear grandes caminos de diálogo que nos ayuden a salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo.
6)      Una educación y espiritualidad ecológica mediante la cual se tome concienciaun origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos”
Un servidor de la humanidad, el Papa Francisco, confrontando a poderosos intereses, nos ha exhortado, a todas las personas de buena voluntad, sin importar nuestros credos,  a “cuidar la casa común” ¿Lo escucharemos? ¿De qué manera podemos participar?
Si lugar a dudas, los grandes cambios se inician con pequeñas acciones, todos podemos, en alguna medida, contribuir al cuidado de nuestro hogar planetario.
Margarita Llada


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